La importancia de controlar las emociones

Si un niño controla sus emociones, domina su mundo

En esta entrada te hablaremos acerca de la importancia de la enseñarles a los niños a conocer y controlar sus emociones, y las consecuencias de no hacerlo.

 

¿Te has puesto a pensar cuántos problemas se pudieron haber evitado si no se hubiera dicho algo hiriente, únicamente por arranque? ¿Cuántos corazones rotos no habría si los jóvenes de hoy en día no se dejaran llevar por un sentimiento efímero? ¿Cuántas metas se alcanzarían si comprendiéramos que no podemos dejarnos llevar por el sentimiento de fracaso de un tropiezo?

Estos son solo ejemplos de lo que puede ocasionar la falta de inteligencia emocional en una persona.

Ahora bien, sabemos que el cerebro de un niño tiene un efecto esponja en todo lo que aprende. Es decir, absorbe el conocimiento, por lo que es más fácil que entienda, procese y aplique lo que se le está enseñando. En este sentido, es ideal la inteligencia emocional forme parte de su educación básica.

 

Un niño que controla sus emociones, controla su mundo

Sentimientos como el temor al fracaso, el pánico escénico, la autolástima o el pensamiento de que no le importamos a nadie; usualmente vienen después de ciertas vivencias que nos hacen sentir y pensar esto. 

Por ejemplo: nuestra primer derrota en una competencia, una caída en público, la falta de atención en casa o que las personas que queremos no muestren interés en algo que nos importa.

Esta forma de sentirnos, nos hace comenzar a generar pensamientos. Entonces, estos pensamientos se vuelven nuestra realidad; no necesariamente porque sea cierta, sino porque es lo único que percibimos cuando nos centramos en esos escenarios. Por si fuera poco, este tipo de realidades a desarrollarse en la niñez.

Si cada uno de nosotros hacemos un poco de introspección, nos daremos cuenta que de niños vivimos algo, que no dejamos ir, y que nos causa algún tipo de inseguridad en el presente. ¡Así de poderosas son las emociones! 

Por ello, un niño que desde esta etapa es capaz de nombrar y expresar lo que siente, también le será el proceso de canalización de sus emociones y control de sus pensamientos.

 

Por ejemplo

Imaginemos dos escenarios:

El primero

Un niño en la escuela siempre saca 10 en todas sus materias. Sin embargo, siempre está tenso y es perfeccionista con sus trabajos, al grado de llegar a la obsesividad. Le interesa mucho tener siempre el control en los trabajos en grupo y no permite que nada le arruine su promedio perfecto.

Un día, este niño saca 9. En lugar de aceptar que pudo haberle faltado algo para su puntaje perfecto, o que tal vez tuvo algún error en el examen; su reacción es que comienza a llorar, a hacer berrinche y a exigirle a su maestra que le cambie la calificación. 

Aquí notamos que este niño no tiene inteligencia emocional, porque, de inicio, no soporta que los demás puedan modificar lo que él ya tiene planeado. Y, por otro lado, no sabe perder. Es incapaz de reconocer sus errores, y usar lo aprendido de ello para mejorar en el siguiente parcial.

Ahora, hay muchos factores que pueden influir en esta conducta, y muchos de ellos vienen de casa. Por ejemplo, que sus padres lo obliguen a mantener un promedio perfecto, porque sino será sancionado.

El segundo

Por otro lado, tenemos un niño que también mantiene el mismo promedio. Sin embargo, a él no le molesta que otros niños opinen en un trabajo, y se nota más relajado que el primero. Incluso, sonríe más.

Al igual que nuestro primer niño, este segundo un día saca 9. Sin embargo, aunque sí lo toma por sorpresa y se entristece por un momento, pronto se le pasa. Y, al llegar a casa, habla con sus padres de lo sucedido, y entre todos idean un plan para recuperar su promedio el próximo parcial.

Aquí notamos un grado mayor de inteligencia emocional. Tanto por parte del niño, como por parte de los padres.

Esta situación de las calificaciones escolares, es algo pequeño comparado con lo que pudiera pasar si ambos siguen tomando las mismas actitudes en cosas más grandes. Por ejemplo, en la búsqueda de un trabajo, en el liderazgo de un equipo, e incluso en la persecución de sus sueños. Mientras que el primer niño se frustrará rápido y tendrá posibles repercusiones en su salud; el segundo niño buscará siempre apoyo en en equipo después de fallar, por lo tanto, llegará más lejos.

¿Cuál de las dos familias ejemplificadas crees que sea más sana? La segunda. Esa deberíamos ser todos.

Ahora bien, para que nuestros hijos tengan inteligencia emocional, nosotro debemos ser los primeros en practicarla. En esta entrada, te damos algunos consejos para comenzar a inculcar esta poderosa herramienta en los niños.

 

Consecuencias de no saber controlar las emociones

Como último dato de la importancia de la inteligencia emocional en los niños, vamos a hablar de algunas consecuencias que los niños no la tengan:

  • Berrinches a todas horas

Un niño que hace berrinche cuando no obtiene lo que quiere, está mostrando una incapacidad actuar cuando no salen las cosas como él quiere. Situación que puede ser la misma para problemas de adultos.

Y, por otro lado, un padre que cede ante los berrinches de su hijo, tampoco muestra inteligencia emocional.

 

  • Malas contestaciones

Una mala contestación es, como lo mencionamos arriba, un arranque de enojo transformado en palabras.

Esto, a futuro, puede terminar con relaciones tanto con pareja, con amigos, de trabajo y de negocios. No vale la pena perder oportunidades por un arranque de ira. Es mejor enseñarlos a canalizarla desde la infancia.

 

  • Desmotivación

Las emociones negativas siempre dominan sobre las positivas. Por ello, cuando un niño se desmotiva fácil, es porque está ganando en él un sentimiento de fracaso, que hace que pierda el interés y no siga intentando aquello que quiere conseguir.

 

  • Dificultad en sus relaciones sociales

Si un niño no controla su mundo, será difícil que conviva sanamente con otros mundos. Un claro ejemplo de la falta de inteligencia emocional en los niños, en su convivencia social, es el bullying.

Sabiendo esto, solo queremos hacer hincapié en que no subestimes la enseñanza de la inteligencia emocional en tus hijos. Además del trabajo que hagas en casa, inscribelos en una escuela que te ayude con esta labor.

¡En el Colegio Tajín estamos para servirte!

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